jueves, 24 de enero de 2013

ARI JIMÉNEZ, EL HOMBRE QUE BAILABA CARRETERAS

2082 kilómetros separan Las Palmas de Madrid. Una distancia increíblemente grande que sólo la música puede salvar, tendiendo puentes, acercando distancias. Así fue como me encontré de pronto con Ari Jiménez, gracias a una de esas canciones-puente que tan sólo un poeta con guitarra como Ari consigue construir.

Hablo de un currante de la música que emociona con cada uno de sus pasos y pide a gritos que no te lleve el viento mientras plantea un cambio de sentido a todo lo que hasta ahora has podido escuchar sobre un escenario. 

Conocí a Ari gracias a Jesús Garriga, creo que fue con “rescátame” y supongo que desde ese día no he podido dejar de escuchar los delirios transitorios de este chico, que son mis delirios también, porque ese es su secreto,  historias cotidianas, cargadas de versos y poesía que seguramente todos hemos vivido de forma remotamente parecida alguna vez. 


Ari resume de forma magistral el difícil mundo de la música en su canción “temblando”, en la que nos hace seguir sus pasos, sin un duro en el bolsillo pero con la ilusión de seguir cantando mientras queden fuerzas. Y eso es precisamente lo que Ari hace: bailar carreteras, pisar escenarios de aquí y allá, abrir la funda de su guitarra en el metro de Legazpi con unos cuantos discos y alegrar el día a todos los que tengan el placer de escucharle.

Mucho me equivoco si digo que no va a ser uno de los más grandes. Ojalá lo hubierais visto en Galileo&Galilei, abriendo el concierto de presentación del disco de Fran Fernández, un sábado, lleno de público. Durante el comienzo de una canción el sonido de la guitarra se queda sin amplificación, toca el cable un par de veces y al ver que no vuelve se aleja del micrófono como si no pasase nada y canta sin microfonía ni amplificación de ningún tipo, como ha hecho cientos de veces en salas pequeñas; teníais que haber visto a la sala enmudecer, escuchando en silencio. Justo en la última nota la guitarra volvió, pareció preparado pero no lo era, Ari acababa de salvar un imprevisto dónde los más grandes hubieran dejado de tocar empezando a hacer aspavientos al técnico de sonido (como he visto en alguna ocasión, en conciertos dónde la entrada más barata costaba cincuenta euros). Si lo viviste seguro que pensaste lo mismo, seguro que admiraste esa determinación, seguro que te emocionó.

Te invito a que te animes a ir a alguno de sus conciertos, a que compres su EP “Delirios transitorios”, porque tal y como dice siempre, por lo que vale, da pena dejarlo. Te invito a que apoyes a este artista 211 veces si es necesario y lo escuches cuando necesites desahogarte ahogando el aire, cuando pienses que nada es más complejo que ver pasar de largo a esa persona o simplemente cuando necesites ver por todas partes días claros.


PD: Os recuerdo que este sábado 26 toca un grande en el Libertad 8, Jesús Garriga, allí os esperará para desabrochar canciones con vosotros. Ari no tiene más conciertos programados para este mes de Enero pero seguro que Febrero-Marzo serán meses en los que dará que hablar.

2 comentarios:

  1. Gracias por traernos a cantautores que injustamente son menos conocidos que otros. Estas canciones se merecerían estar en lo más alto, al igual que este blog.

    Este año iremos contigo a muchos conciertos, no lo dudes.

    Cuídate.

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  2. Gracias a ti por leer, me alegra saber que estás descubriendo cosas :-) esa es la mayor de las intenciones.

    ¡Salud!

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